Tango en Buenos Aires

Buenos Aires no solo se camina, se vive… y se baila. En cada esquina del barrio de San Telmo, en los adoquines de La Boca o entre las luces de la Avenida Corrientes, hay una historia de tango que espera ser contada. Este género, nacido en los arrabales porteños a fines del siglo XIX, es mucho más que música: es identidad, es poesía urbana, es una manera de sentir la ciudad.

Si querés conocer el alma de Buenos Aires, tenés que sumergirte en su cultura tanguera. No hablamos solo de ver un show –aunque hay espectáculos maravillosos–, sino de vivirlo desde adentro: caminar por la Plaza Dorrego mientras suena un bandoneón callejero, entrar a una milonga tradicional y ver cómo los cuerpos se mueven con una elegancia que parece heredada, o escuchar los versos de Gardel que aún resuenan en las radios de los bares notables.

Te proponemos un recorrido por los lugares donde el tango todavía respira: desde los pasillos del legendario Café Tortoni hasta la intimidad de una clase de tango en un salón de barrio, pasando por museos dedicados al género y murales que rinden homenaje a sus grandes figuras. Cada paso es una conexión con el pasado, pero también con el presente de una ciudad que sigue bailando.

Porque Buenos Aires tiene muchas caras, pero hay una que solo se revela al ritmo del dos por cuatro

Y como dijo el gran Horacio Ferrer, poeta y letrista del tango moderno:
“El tango es un pensamiento triste que se baila.”

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